La visita a “A casa” y la Biblioteca de José Saramago fue
bastante interesante. En mi caso mi grupo entró primero en la biblioteca. La
biblioteca no era muy grande, sin embargo, su función la cumplía ampliamente
porque tenía gran cantidad de libros. Al llegar un guía nos explicó un poco
como estaban situadas las estanterías y también la vida en general de Saramago.
Había libros en varias lenguas, los
había diferenciados por estanterías de religión, historia, literatura
portugués, española, africana, inglesa, etc. Y me pareció muy curiosa la
estantería apartada de la esquina en la que Pilar había recopilado a las
grandes mujeres de la literatura, que decía que no tenían que compartir sitio
con la literatura masculina, ya que eran mejores.
Luego nos encaminamos hacia “A casa”. Allí pudimos observar
que los gustos de Pilar y José no eran muy parecidos y contrastaban un poco por
toda la casa. Lo más bonito fue el suelo de piedra que tenían en el salón, José
eran un amante de coleccionar piedras y
las de Lanzarote le habían llamado la atención. También vimos sus relojes
parados, y cosas que conservaba porque le hacían gracia como el ¨ Jesús
liberado¨. Fue una visita muy bonita igual que las vistas desde su silla del
jardín.
Respecto a mis reflexiones, José era una persona muy culta y
muy reflexiva y crítica, cosa que hoy en día existe, pero poco. Si hay algo que
no he dicho y que durante la visita se podría decir es que medité mucho. Era la
primera vez que visitaba Lanzarote (la anterior era una niña y no recuerdo
nada), tengo que decir que me sorprendió mucho lo que vi, no me esperaba tanta…,
¿cómo decirlo?, armonía, creo que esa es
la palabra, es armonía, equilibrio y calma lo que noté. Entiendo perfectamente
por qué José y Pilar eligieron vivir allí, o eso creo, porque sinceramente tuve
una sensación agradable. A parte del aspecto salvaje que conserva, y natural,
comprobé que está totalmente dibujada, es decir, todas las zonas de cultivo los
hoyos, las piedras, colocados estratégicamente para crear belleza, algo en lo
que tuvo que ver César Manrique también. Es innecesario decir el color de los
pueblos, me pareció muy interesante y por búsqueda de información propia
descubrí que incluso hace unos 20 años la gente celebraba concursos para saber
cuál era el pueblo mejor conservado. Es un lugar excepcional para escribir,
para concentrarse y mantenerse equilibrado, esto no significa que las otras
islas no lo sean, pero desde luego después de haberlas visitado todas, opino
que Lanzarote puede ofrecer un equilibrio visual y una armonía que no ofrecen
las demás, y que yo no pensaba encontrarme. A parte de esto lo demás está
dicho, fue un viaje muy interesante.
Al llegar a Tahíche, lugar donde se encuentra la casa de
César Manrique y la exposición de Leandro Perdomo, hicimos dos grupos para
visitarlo por separado. Yo empecé visitando la casa de César Manrique. Nada más
llegar, la guía que había en la entrada nos comentó que César era un artista
muy famoso, nacido en Lanzarote y que además no solo se dedicó a la pintura,
también le gustaban otras actividades culturales como la escritura y la
escultura, de hecho, si no me equivoco, mucha de la decoración de la propia
isla de Lanzarote es obra de él, aunque esto es observación propia. Su casa era
mágica, lo más atractivo fueron las burbujas de lava que él mismo había
utilizado para hacer habitaciones uniéndolas mediante túneles artificiales.
Terminada la visita a la casa de Manrique, nos dirigimos a la exposición de
Leandro Perdomo, donde se nos habló sobre él, tuvimos que buscar datos sobre él
en periódicos y escritos que había por toda la exposición, y también buscar
palabras canarias que estaban pintadas en la pared. Conocimos su lado de
escritor y el lado de persona preocupada por su pueblo y su gente, que le hacía
muy especial.
Andrea Curbelo Silva