El jueves 29 de mayo, todos nos
vestimos durante las tres últimas horas de clase por motivo del día de Canarias
con la ropa típica. Tuvimos la oportunidad de tener una charla con Arístides
Moreno, un cantautor de Gran Canaria, más concretamente de la localidad de
Gáldar. Personalmente yo pensaba que esta charla iba a ser completamente
aburrida, fui estando enfadada y sin ganas de prestarle atención, pensando que
sus canciones no me gustarían, pero a medida que la charla avanzaba se me fue
todo el mal humor que tenía sin darme cuenta ya que él transmitía una
positividad y un buen rollo impresionantes.
Me encantó asistir a ver a
Arístides Moreno y escucharlo contar todas esas anécdotas que compartió con
nosotros, me dio mucho que pensar cuando decía que no tenemos que pensar en el
pasado y tampoco en el futuro todo el tiempo, porque nos puede producir
ansiedad y no hay necesidad de eso, ya que deberíamos de centrarnos en el
presente que es lo que importa, vivir el día a día como a nosotros nos gusta y
no preocuparnos en pensar qué queremos ser el día de mañana, porque el día
menos pensado sabremos a lo que nos queremos dedicar cuando seamos mayores,
como él mismo dijo, nosotros ya somos algo a día de hoy y sabemos lo que
queremos hacer en esta vida, y si lo hacemos sin hacerle daño a nadie y creando
buen rollo a nuestro alrededor eso es lo que vale. Sinceramente
este cantautor me resulta muy sabio con todo lo que cuenta, como por ejemplo, su
opinión al respecto de la televisión, que estaba bien para ver una película
pero que deberíamos alejarnos porque fuera tenemos muchas cosas que hacer y
perdemos el tiempo en ver la televisión cuando podríamos estar en la playa o
haciendo miles de cosas como disfrutar de nuestra naturaleza y amigos. Pero,
sobre todo, me hizo pensar en que hay vida más allá del teléfono móvil y las
redes sociales, porque nos estamos perdiendo muchas cosas que hay fuera, no
disfrutamos cuando salimos al campo, a la playa o cuando estamos en familia por
el simple hecho de que prestamos más atención al móvil que a lo verdaderamente
importante en la vida. Al conectarnos en las redes sociales,
al ver el estado de ánimo que tiene la gente se nos va contagiando y, al final,
nuestra vida no es eso porque nosotros estamos aquí, vivimos aquí con unas
circunstancias de vida probablemente diferentes a las que tendrán otras
personas, viviendo la vida que nos tocó con la familia y amigos que nos tocó
tener y es que tiene toda la razón del mundo. Tenemos que aprender a perdonar a
todas aquellas personas que nos han hecho algún tipo de daño en nuestra vida y
no por la religión sino por una cuestión de amor por nosotros mismos porque si
no somos capaces de perdonar a la otra persona nunca sabremos perdonarnos a
nosotros mismos y de esta manera viviremos “castigados”.
