ESTOY EN UNA DE MIS CLASES.. .HEMOS combinado a todos los alumnos y alumnas, muy poquitos de los cursos de segundo nivel y primero en esta clase. Casi hay más profes (maestros) que alumnos. Y además se nota... El Maestro está enseñando, y el Maestro no soy yo, es nuestro Juan Padrón , el matemático que hale hop nos hace contar los pasos aquí, pasos allá mientras se devana la música en los altavoces del ipod o iphone o eso, lo más moderno. Y ese contar pasos y esa ilusión salsera que poco a poco ha conseguido mover a la mayor parte de los alumnos que están hace maravilloso este momento que encronizo (del que doy crónica).
Tenéis que verlo y oírlo , Juan Cabrera, un alumno distinguido y otros, le siguen el paso y lo están pasando teta... sabía de este rinconcito pero aún no lo había vivido, y aunque no baile, y aunque esté tecleando mientras, también lo estoy pasando en grande .
Qué grandes seríamos de no ser tan chicos, de que dejáramos a la música transformar las estructuras....si no fuera algo aparte. Series y películas no lo esconden, nos lo dicen... a la perfección por la música, a la solución del conflicto por la música, a la inteligencia emocional por la música.
Se lo decía, me gustaría trabajar toda la vida laboral que me queda con música de fondo, música acordada o música adecuada, y no siempre la mía, muchas veces la suya, pues significaría su madurez, el vehículo de crecimiento de la persona.
Y ahora ya lo máximo, un chachachá...lo máximo...la vida fuera un chachachá. La historia, la química, la industria , la guerra, la política no le puede al chachachá...
CHACHACHÄ, palabra mágica....
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