Hoy escribo sobre un fugaz.
Y digo fugaz porque llegó; llegó de la manera más bonita que puede llegar alguien; directo, conciso y sin esperar nada.
Sincero, decidido; a entrar y quedarse.
Un
meteorito, irradiando calor, casi en llamas. Alguien que no creía en lo
sencillo, o quizá en lo complicado, de volver a creer, querer. Que más
da, al fin y al cabo, es lo mismo.
Pero se quedó.
El...sí, "él",
pronombre personal masculino singular, a quien pongo cara y nombre, a
quien me cuida, me quema y me llena, a quien está y es.
Quédate y no te vayas, escuchare cada uno de tus miedos, pues, encenderé una vela para que no temas, recuerdas?
Construye sueños, lucha por lo que crees, vive, arriésgate, arriésgate a seguir, a volver a enamorarte, a ser tan fugaz de llegar como de quedarte.
Te propongo un abecedario de besos sobre el colchón, desde la mañana hasta la noche, pero no vale dormirse!
Te propongo línea recta, ni alta ni flaca, "lineal" en el ánimo, con muchos altos y pocos bajos, tú ya me entiendes, nada de paracaidismo, que si te caes, caemos los dos.
Te propongo amanecer desde la cama con ningún otro desayuno que no sean mis besos.
Te propongo mil lunas, dos mil noches, y si acaso un buen vino para matar el ansia y no las ganas.
Una cláusula donde aparezcan todos y cada uno de mis pulsos acelerados cada vez que tú respiras.
Te propongo un viaje con billete de ida y no de vuelta...
Te propongo vivir, sentir, disfrutar, alcanzar, saborear, oler, creer, confiar.
Te propongo ser feliz.
A ti; que me lees.
A el cúmulo de circunstancias bonitas.
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